Venezuela: un país con sabor a chocolate

 

Desde que amanece, Marianela Moser y sus dos empleadas trabajan en un taller artesanal en la montaña caraqueña del Ávila, donde atemperan, moldean y empaquetan chocolates, un producto que se ha convertido en seña de identidad de Venezuela, que en 2021 exportó cacao y derivados por valor de casi 45 millones de dólares.

Pero al caer la noche, cuenta Marianela a Efe, unos 10 duendes, provenientes de un bosque cercano, se adentran en el taller y trabajan para darle el sabor y el aroma que caracterizan a Chocolate Picacho, la marca que fundó en 2007 y a la que le ha creado esta historia de fantasía para despertar el interés de los niños en este alimento, cuyo Día Internacional se celebra este martes.

«Para que el chocolate sea perfecto, debe ser tan brillante como los cabellos de la princesa (…), tan crujiente al oído como los pasos de los duendes en el bosque, tan oscuro como las noches sin luna y en la boca tan suave como la seda del vestido de la princesa», dice Marianela sobre su chocolate, fabricado en su taller en el pueblo montañoso de Galipán.

Picacho, que le debe su nombre a un pico homónimo ubicado en el Ávila -y que se ve desde el taller-, es una de las más de 50 marcas chocolateras, entre artesanales e industriales, que hay en Venezuela, donde venden en cualquier lugar, hasta en farmacias y peluquerías.

UNA NACIÓN CACAOTERA

Para fabricar sus productos, los chocolateros en Venezuela, como Marianela, no necesitan importar cacao, pues se cultiva en zonas de Caracas y de 19 de los 23 estados, según datos suministrados por representantes del sector.

Marianela, por ejemplo, trabaja con cacao cultivado en el norte, centro y este del país, que produce tres tipos (criollos, trinitarios y amazónicos forasteros).

«Esa es la bendición de Venezuela», afirma la chocolatera, de 65 años, cuya marca elabora presentaciones sin leche, oscuro, con malvavisco, con espuma de caramelo y miel, maní tostado, dulce de leche, nueces de macadamia rostizadas y hasta con maracuyá.

Ella busca personalmente su materia prima. Baja a Caracas o viaja al centro o a «diferentes partes de la costa», entre ellas Barlovento, en el estado Miranda, una de las principales regiones productoras.

«Yo busco los insumos, porque aquí arriba nadie va a venir a ofrecernos cacao. (…) Revisamos los sabores, los aromas, (y) entonces decidimos cuál es el producto que podemos ofrecer con ese tipo de cacao», relata.

Cuando se habla del cacao venezolano, dice Enrique Flores, dueño del Grupo Kacaoil -empresa exportadora que nació en 2017-, se «tiene que hablar de sus diferentes características y especificaciones», que dependen de la zona del país donde se cultive.

«Un cacao no sabe igual en todos lados», asegura Flores a Efe.

UN AROMA QUE SE EXPANDE POR EL MUNDO

A juicio del empresario, el «fino aroma» del cacao venezolano es lo que hace que Venezuela produzca, «sin duda», uno de los mejores chocolates del mundo.

«El cacao de nosotros es un cacao fino de aroma, no es un cacao corriente. La genética del cacao venezolano es lo que aporta el sabor y el olor (…) a los chocolates», afirma.

De hecho, la producción foránea de chocolate usa cacao venezolano para enriquecerlo con esas «grandes cantidades» de intensos sabores que este otorga, asegura Flores.

Kacaoil exporta actualmente cacao a Canadá, Trinidad y Tobago, China, Rusia, Francia y el Reino Unido, y está en conversaciones para hacer envíos a Estados Unidos.

Estas exportaciones fueron, principalmente, a países como Estados Unidos, Indonesia, Japón, Malasia, Estonia, Suiza, Chile, Países Bajos, Francia, Alemania, España, Italia, Canadá, Bolivia y Panamá, de acuerdo con la asociación.

Además, Venezuela será sede, el próximo año, del Salón Internacional del Cacao y Chocolate, en el que participarán «representantes de la Organización Internacional del Cacao (ICCO) y los mejores maestros chocolateros del mundo», según informó recientemente el Ministerio de Agricultura.

Por Carlos Seijas Meneses

Fuente: www.swissinfo.ch