[Vídeo] Indignación, fetidez y moscas: la realidad de los habitantes de Cordero

A la voz de “el aseo” y la bocina de un camión que se escucha a escasos metros, comienzan los vecinos de la calle 10 y la avenida Páez del Municipio Andrés Bello, a sacar los desperdicios que llevan en sus hogares un poco más de dos meses.  Entre la jarana y el olor nauseabundo todos corren con sus bolsas hacia la esquina, ya que les indican que en el camión solo hay un trabajador y no puede bajarse, por lo que cada uno deberá hacer el esfuerzo de llevar hasta las alturas su carga.

El ambiente está lleno de emociones diversas, unos parecen felices de librarse de la inmundicia, mientras otros reflejan indignación ante el suceso. De pronto, alguien expresa “ese camión es del protectorado”, otro le responde “ese un acto de proselitismo político”.

Y se genera una controversia que busca revelar quién es el encargado de la recolección de basura en el municipio y por qué no está cumpliendo con su tarea. 

La realidad es que el camión perteneciente a la Alcaldía del Municipio Andrés Bello que hace esta labor se encuentra averiado, y a pesar de que han transcurrido más de dos meses no ha sido suficiente para reparar la falla o al menos para buscar alguna alternativa que solvente esta problemática que involucra la salud pública. 

Mediante grupos de la red social WhatsApp los miembros de la comunidad expresan su descontento, pues consideran han sido abandonados por las autoridades competentes y al mismo tiempo han tratado de dar sus opiniones, y generar ideas que van enfocadas en recaudar fondos para pagar un camión particular que se encargue de recolectar los desechos.

Pero se adelantó el llamado “Protectorado del Táchira” y envió al Municipio Andrés Bello tres camiones, que aunque útiles, no son suficientes ante la cantidad de desperdicios. Por lo que hoy muchos debieron regresar a sus casas con las pesadas y pestilentes bolsas que en algunos casos ya desprendían líquidos lixiviados.

“Volvemos mañana temprano, por favor no saquen más basura”, era la frase que resonaba luego de que el camión sobrepasó su capacidad y el único trabajador quedó casi cubierto por la montaña de desechos. 

Y así, en unos escasos 30 minutos se evidenció la infausta realidad que viven los habitantes de Cordero. Los mismos que además de mantener la basura dentro de sus casas por más de dos meses, deben velar porque sea depositada dentro del camión. Y las calles han quedado llenas de indignación, fetidez y moscas. 

 Por Maibelyn Giustiniani