En el corazón del Táchira, el pequeño pueblo de Peribeca se levanta como un testimonio vivo de la tradición y la resiliencia. Con sus calles empedradas y fachadas coloniales, este rincón andino no solo evoca tiempos pasados, sino que también ofrece una ventana a la auténtica cultura regional. Lejos de ser un simple destino turístico, Peribeca es un ejemplo de cómo una comunidad ha sabido preservar su identidad frente a los desafíos.

Caminar por sus calles, admirar la imponente iglesia, explorar la «calle de los artesanos» o relajarse en la Plaza Bolívar son algunas de las experiencias que aguardan a quienes se aventuran en sus dominios.

La riqueza cultural de Peribeca se manifiesta en su oferta gastronómica y artesanal. Los sabores de la región se hacen presentes en platos y dulces típicos. Así como el tradicional miche andino, con sus variadas preparaciones, se ofrece como una bebida característica de la entidad. Estos elementos, más allá de ser una oferta comercial, representan la herencia y el sustento de muchas familias.

La vida en Peribeca está ligada al flujo de visitantes ya que la mayoría de sus residentes dependen del turismo, y el esfuerzo colectivo por mantener el pueblo en condiciones óptimas.