Táchira a oscuras: La paradoja eléctrica de la capital energética de Venezuela

Táchira a oscuras: La paradoja eléctrica de la capital energética de Venezuela

El estado Táchira, tierra de fronteras y de una rica historia, enfrenta una de las paradojas más crueles de la Venezuela moderna: la precariedad de su servicio eléctrico a pesar de albergar el imponente Complejo Hidroeléctrico Uribante-Caparo. Este proyecto, que en su momento fue un símbolo de desarrollo y llegó a exportar energía a la vecina Colombia, hoy es testigo mudo de un colapso energético que sume a sus habitantes en la oscuridad.

El relato de esta crisis es una historia de abandono y mala gestión. El Complejo Uribante-Caparo, un sistema diseñado para garantizar la autosuficiencia energética de la región, ha sido víctima de la falta de mantenimiento preventivo y correctivo. Las interrupciones del servicio, los apagones prolongados y las fluctuaciones de voltaje son la nueva normalidad para los tachirenses, afectando la vida cotidiana, la economía y la seguridad.

Los expertos señalan varias causas interconectadas. La falta de inversión en la infraestructura, la corrupción desenfrenada que ha dilapidado los recursos destinados al sector eléctrico y la politización de la empresa estatal, han creado un cóctel explosivo. Las líneas de transmisión, las subestaciones y los embalses muestran un deterioro evidente, y la falta de repuestos y personal calificado agrava la situación.

La crisis del servicio eléctrico no es solo una molestia. Es un freno al desarrollo económico y una amenaza a la calidad de vida de los ciudadanos. Los comercios pierden mercancía, los pequeños emprendedores no pueden operar y las familias luchan por realizar tareas básicas. El apagón se ha convertido en una metáfora del estancamiento, reflejando el deterioro de un país que alguna vez fue un referente en la región.

El caso de Táchira es un llamado de atención urgente. La recuperación del servicio eléctrico requiere no solo la inversión en infraestructura, sino también la transparencia en la gestión, la lucha contra la corrupción y un plan de mantenimiento integral. Es hora de devolver la luz a una región que ha sido injustamente relegada a la oscuridad, a pesar de tener en su propia tierra la fuente de la energía.