San José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en el estado Trujillo

Este 26 de octubre, Venezuela honra el natalicio de uno de sus hijos más ilustres: San José Gregorio Hernández, nacido en 1864 en la humilde localidad de Isnotú, estado Trujillo. Médico, científico, filósofo y servidor de Dios, su vida fue un testimonio de entrega absoluta al prójimo, especialmente a los más necesitados.

Desde joven, su brillantez académica lo llevó a Caracas, donde se graduó en medicina en la Universidad Central de Venezuela. Pero su vocación lo devolvió a su tierra natal, donde comenzó a ejercer con una ternura y generosidad que marcaron para siempre el alma del país. Más tarde, en París, profundizó sus estudios y regresó con conocimientos que revolucionaron la medicina venezolana, introduciendo el microscopio y sentando las bases de la bacteriología.

Su consulta era única: atendía gratuitamente a los pobres, y muchas veces dejaba los tratamientos en sus puertas, sin esperar reconocimiento. Su fe lo llevó a intentar ser sacerdote en dos ocasiones, pero la enfermedad lo obligó a regresar. Aun así, nunca dejó de servir, ni de estudiar, ni de amar.

El 29 de junio de 1919, su vida terrenal terminó trágicamente en una calle caraqueña. Pero su legado apenas comenzaba. El pueblo venezolano lo convirtió en símbolo de esperanza, y sus milagros comenzaron a cruzar fronteras. Fue declarado “Venerable” por el Papa Juan Pablo II en 1986, y beatificado por el Papa Francisco en 2021, tras el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano en Guárico.

Finalmente, el 19 de octubre de 2025, el corazón de Venezuela se llenó de júbilo: José Gregorio Hernández fue canonizado por el Papa León XIV, junto a la madre Carmen Rendiles, convirtiéndose en el primer santo venezolano. Un médico, un sabio, un creyente. Un santo del pueblo.