Porqué celebramos Halloween

Porqué celebramos Halloween

Ligado al día de Todos los Santos, las raíces de Halloween se hunden en festividades celtas como el samhain, que celebraba el fin de la cosecha y el mundo de los espíritus.

Truco o trato, calabazas, vampiros, brujas, esqueletos… Halloween es hoy en día, gracias a la industria del entretenimiento de masas norteamericana, una celebración cada vez más arraigada en todos los rincones del mundo. La palabra Halloween procede de la expresión “All Hallow Eve” (víspera de Todos los Santos) y su origen está muy relacionado con esta tradición cristiana, pero también con creencias paganas celtas y romanas que celebraban el fin de la cosecha y el recuerdo de los familiares difuntos: el samhain y el mundus patet.

Halloween mezcla el recuerdo a los difuntos y el consumo de frutos de otoño, típicas de las celebraciones de estas épocas con otras prácticas “modernas”, como el famoso truco o trato o la veneración por monstruos como Drácula o Frankenstein, que el cine ha acabado convirtiendo en un fenómeno global.

El equinoccio de otoño ha supuesto desde tiempos inmemoriales un cambio decisivo en el hemisferio norte: en el progresivo paso del verano al otoño la luz vespertina declina, se agitan los cielos y la naturaleza brinda sus últimos frutos del año antes de adormecerse y sumirse en el silencio y la oscuridad del invierno.

Este proceso cristalizaba en el mundo celta en el Samhain, una festividad de origen druídico celebrada entre el crepúsculo del 31 de octubre y el del 1 de noviembre y que señalaba el inicio del invierno y el año nuevo. Durante este período, los celtas aplazaban su trabajo cotidiano y las leyes de la naturaleza quedaban en suspenso; los humanos podían visitar el mundo de los muertos y los difuntos podían recorrer la tierra, los demonios se manifestaban y las hadas revoloteaban. En el umbral de las casas depositaban viandas para ofrecerlas a los malos espíritus, de ahí podría proceder el “truco o trato” de Halloween, la costumbre infantil de recorrer los hogares pidiendo dulces.

Mundus patet, el día de difuntos romano

La expresión mundus patet significa “mundo abierto” y se refiere al Mundus Cereris, una de las construcciones más antiguas de Roma, que marcaba el centro exacto de la ciudad y el punto de conexión entre el mundo de los vivos y el de los muertos, por lo que su entrada permanecía sellada y solo se abría en tres ocasiones al año: el 24 de agosto, el 5 de octubre y el 8 de noviembre, cuando las almas difuntas volvían a la tierra

En el mundo de ultratumba romano existían espíritus malvados que guardan razonables parecidos con el imaginario desarrollado en Halloween. Las fuentes escritas hablan por ejemplo de los larvae, espíritus “que se alimentan de la vida de los mortales” y los maniae, seres que tenían el aspecto de “horribles esqueletos que encienden la locura en los vivos”.

Fuente: www.nationalgeographic.com