
Que la paz profunda de la Pascua resuene en cada uno de nuestros corazones
Semana Santa: El Silencio que Habla al Alma
En el recogimiento de estos días santos, el bullicio del mundo se desvanece para dar paso a una quietud profunda. No es un silencio vacío, sino uno preñado de significado, donde cada latido del corazón resuena con la memoria de un amor inmenso.
Contemplamos la entrega, el sacrificio silente de quien lo dio todo por nosotros. Cada paso en el Vía Crucis es una huella imborrable de su infinita bondad, un eco de dolor que se transforma en esperanza.
En la penumbra del Viernes Santo, el alma se estremece ante la magnitud del amor crucificado. Las lágrimas son oraciones mudas, plegarias que brotan de lo más profundo del ser ante la incomprensible generosidad.
Pero la espera no es vana. En la vigilia pascual, la oscuridad se rasga con la luz de la Resurrección. Una explosión de vida, una promesa renovada que enciende la fe y disipa toda sombra.
Semana Santa es un viaje hacia adentro, un encuentro con la fragilidad humana y la fortaleza divina. Es sentir en carne propia el peso del dolor, pero también la alegría incontenible del renacer.
Que estos días nos permitan conectar con la esencia del amor verdadero, ese que se entrega sin reservas y que triunfa sobre la muerte. Que el silencio nos hable, que el dolor nos sensibilice y que la esperanza nos ilumine el camino. Que la paz profunda de la Pascua resuene en cada uno de nuestros corazones.