Cine Venezolano

Cine Venezolano

La fábrica de cine venezolano parece no detenerse en 2023 y cierra un año con tres proyectos en cartelera que merecen la atención de los cinéfilos. Tres producciones con suficientes atributos para conectar con las emociones de los espectadores que acudan a verlas. Desde una tribuna específica pero con el mismo resultado: una excelente factura.

Sin orden específico iniciamos el conteo con “Vuelve a la vida”. El filme marca el regreso a Venezuela de los hermanos Alfredo y Luis Carlos Hueck en la dirección. Creadores de la taquillera comedia “Papita, maní, tostón” (2013), vuelven con un proyecto emotivo. También bastante personal al recrear en cine un momento privado de su vida.

Enlaza, desde allí, con un tema sensible pero necesario: la historia de joven que es diagnosticado con leucemia y la necesidad del apoyo familiar para superarlo.

¿De qué va?

Basada en hechos reales, la película ambientada en 1996, muestra el drama de Ricardo (José Ramón Barreto). El joven regresa a su casa en Caracas tras pasar un año de intercambio en Nueva York. Durante un viaje con sus amigos experimentará el horror de una situación que lo obligará a acudir a urgencias.

Operado de emergencia, para aligerar el dolor, y tras varios exámenes de rigor se descubrirá la causa de su mal. Un diagnóstico que tocará las fibras emocionales de cada miembro de su familia, así como de sus amigos y de los espectadores, a partir del reto que supondrá entenderlo y superarlo.

Pero el adolescente necesitará mucho más que amor propio para darse cuenta que la solución está también en sus manos. En este sentido, deberá madurar de golpe para con apoyo externo enfrentar la gran prueba que le tocó vivir

“Vuelve a la vida” es una película aleccionadora, simple pero directa, con un elenco de actores capaz de envolver al espectador en la experiencia. También, un filme de pocos personajes, que se centra en el conflicto del adolescente dejando la gran carga emocional en el trabajo de Barreto quien logra bordarlo sin caer en el exceso. Es un filme construido en hermosos exteriores, que apela a ratos al humor para relajar la tensión detrás de un tema tan difícil. Eso sí, sin caer en el chiste extendido.

Echa mano, además, al paralelismo real detrás de la idea rompiendo al final con la ficción para mostrar videos que conectan con la realidad. El espectador se choca con la historia personal vivida por sus realizadores, quienes se valen de imágenes de archivos grabadas con cámaras caseras, para registrar la experiencia y volverla más cercana. Cine y realidad.

Fuente: Ultimas noticias

José Gabriel Diaz