Desgarrador testimonio de un Migrante Venezolano en la terrorífica «Selva del Dairén»

 

 

Edwel Chirinos es un Migrante Venezolano, padre de una niña de 3 años que perdió su vida cruzando la «Selva del Darién» en Panamá, junto a su madre.

Ambas fueron arrastradas por la corriente de un río.

«Me enviaron un  vídeo con mi hija en una moto. Ya de ahí no sé más nada de ella. Les escribí el lunes en la mañana y yo empiezo a sospechar. El lunes en la noche me escriben de un número, porque mi esposa está muy delicada de salud y me dicen que tengo que pagar $1,000 para mostrármela. Yo (pregunté) si está secuestrada, si está con vida, y pedí una foto y me dijeron: ‘Aquí las reglas no las pones tú, las pongo yo’», cuenta Chirinos que vive en Salt Lake City, Estados Unidos.

El desgarrador testimonio de un Migrante Venezolano en la terrorífica «Selva del Dairén» identificado como Edwel Chirinos, publicó el portal www.alnavio.es

“Que me perdonen por dejarlas abandonadas”: el relato de un migrante venezolano que perdió a su esposa e hija en la selva del Darién.

«Lo único que sabemos es que están todavía en el río donde se ahogaron, porque el chico que pasó la información me dijo que echó a la bebé y a la mamá al río para que un ente gubernamental las recogiera donde desemboca. Es una locura, una tortura no poder enterrar a tu hija», dijo Chirinos.

El hombre dijo que solo ha podido ver los cuerpos de su esposa e hija mediante una foto, refiere Telemundo.

«Lo único que sabemos es que están todavía en el río donde se ahogaron, porque el chico que pasó la información me dijo que echó a la bebé y a la mamá al río para que un ente gubernamental las recogiera donde desemboca. Es una locura, una tortura no poder enterrar a tu hija».

Contó Chirinos que «esa es una selva inhóspita. Es algo que no se lo deseo a nadie. Yo jamás las mandaría por ahí. Por más fuerte que seas, ahí no vale fuerza. Es resistencia. Cuando entras, te quieres devolver. Vas en busca de un sueño y te truncas la vida. Muy pocos son los que salen. Hay muchos cuerpos que vas caminando y los ves guindado en los árboles».

Fuente: www.alnavio.es