El Táchira perdió un valioso ser humano y de gran pasión altruista con la muerte del Dr. Gerson Mancipe

 

Un gran ser humano y profesional de la medicina perdió el Táchira con el fallecimiento del Dr. Gerson Mancipe, de una notable carrera como profesional especialista de cardiología y de una labor altruista lamentan con profundo dolor este hecho ocurrido por el contagio de coronavirus.

 

Sus amigos expresaron su dolor en diversos mensajes uno de ellos de Evaristo Jaimes, «Dios en su infinita misericordia lo tenga a su lado, como amigo, como persona, como profesional, fue con su ejemplo un hombre digno que descanse en paz solidaridad con su familia».

 

 

El periodista Hugo Hernandez afirmó, » se nos perdió la recta fuerte. Perdimos a un filántropo, un loco con un sentido del humor insuperable. A un médico amigo».

 

En un de las expresiones más sentidas el Dr. Elio Velázquez narró:

CANTO PARA GERSON MANCIPE

Dr : Elio de J. Velásquez V.

Para aquél que madura con la cotidianidad de la muerte, la vivencia y la percepción del tiempo se vuelve substancial, puesto que llega a sopesar de otro modo cómo aprovecharlo y  emplearlo, porque deja deja de predominar en si mismo,  la necesidad de  aprehenderlo al paso del mismo o la angustia de si disponemos poco o mucho para seguir viviendo. Pero al mismo tiempo, los que aún vivimos sin la sensación  del acoso inmediato de la muerte, tenemos la esperanza puesta en que ciertos seres humanos murientes nos queden como modelos de identificación para cuando nos llegue nuestra hora final.

No hace falta que esos modelos sean genios. También hay personas que hacen su obra en relativo silencio, sin celebridad, en plano de lo humildemente humano o sencillamente hermoso. Siendo médicos consagrados al alivio del dolor y a la conservación de la vida, basta ejercer nuestra luminosa profesión consagrándola al servicio del prójimo que sufre.. Pero si esos  seres modélicos durante su vida fueron encarnación de la alegría y de la comprensión del dolor humano, su propia muerte nos hace jirones el alma

Así ha ocurrido en este amanecer de hoy 3 de noviembre, a quienes alguna vez fungimos de circunstancialmente, en el área quirúrgica, como  escuderos en tantas batallas contra la muerte, de ese Quijote que fue nuestro amigo el doctor Gerson Mancipe. Siempre nos deslumbró su audacia como cirujano  y su indoblegable disposición a vencer a las amenazantes Parcas. Hoy nos unimos al plañidero coro que expresa la tristeza de sus amados pacientes y amigos., ante su inesperada partida.

Hace apenas poco más de un mes intercambié una conversación telefónica con él cuando le solicité  su opinión como  para un caso  de su especialidad. Se mostró como siempre en la mejor disposición de ayudar sin otro compromiso de por medio que su buena voluntad, a pesar de que según él estaba recuperándose de un severo

cuadro respiratorio luego de lo cual se incorporaría a sus labores habituales en una semana a los sumo .Lejos estábamos de imaginar que sería nuestra última conversación  , a pesar de que no dejamos de comentar lo inherente a la pandemia. No se ahorró Gerson el habitual chiste siempre a flor de labios. No transcurrió más de una semana de esa conversación cuando nos enteramos que había sido ingresado a una Unidad de Cuidados Intensivos..

Desde su cama en UCI, hace apenas dos semanas, tomó el teléfono para agradecerme un mensaje escrito aupando su mejoria, al tiempo que refirió sentirse acompañado de la Santísima Trinidad que siempre estaba a su lado..Desde hacía mucho tiempo atrás ,el amigo Gerson había hecho un giro hacia un cierto misticismo religioso,  que se dejaba ver en sus mensajes escritos y perfiles telefónicos, tendencia que interpreté como un profundo proceso de maduración personal en su vida. Gerson terminó por consagrarse como un verdadero samaritano de la profesión médica.

Pero Gerson también  encontró otra manera de ser o de existir plenamente en su proceso de maduración espiritual, pues vivió, si se quiere, musicalmente. Hay edades musicales que acompañan la maduración existencial de las personas porque se encuentran en sintonía con los acordes, con la armonía de la vida misma. No solo la Santísima Trinidad lo acompañó siempre sino también la música. . Seguramente Gerson, como el escritor y médico francés George Duhamel, cuando escribió «El Consuelo de la Música», llegó a pensar que  » el mundo se escapa por todas partes. La fe se muestra esquiva. Mi cielo se cubre. Entonces siento subir del fondo del abismo una pura melodía que guardo para los grandes instantes…y el milagro se opera. Vuelvo a respirar. El peso se aligera y cae». Así sobrellevó Gerson su vida con la música, con la poesía y  la intención de alegrar siempre su entorno. Donde sabíamos que estaría Gerson y  había un instrumento musical, solo quedaba esperar alegría, música y risa.

Así estoy seguro que se despidió Gerson de la vida, escuchando música de los ángeles como alguna vez la imaginó, en pleno amanecer y sin merecer menos porque fue un ser humano que vivió para alegrar, para consolar y para luchar por la vida de sus pacientes y para honrar la amistad de quienes tuvimos el  privilegio de conocer sus atributos de caballero galante y digno de portar la sagrada túnica de médico.

Hasta la vista «pajarón»!!  Buen viaje…  Vivirás siempre en nuestros corazones porque solo morirás del todo cuando nos corresponda morir a todos tus amigos, a los testigos de tu vida buena, de tu ejercicio de médico sensible y generoso que brindó alegría, arte profesional y bondad a manos llenas. Seguimos contando contigo en nuestras oraciones. Un abrazo desde el alma de todos tus amigos.

 

Said Cárdenas CNP 13868

@saidmoanack