Franklyn Duarte «Solo la Unidad nos hará libres»

Desde el año 2015 con la instalación de la nueva Asamblea Nacional por parte de la oposición los venezolanos han sido testigos del ensayo y error en la dinámica política venezolana, las diferencias políticas y estratégicas en cómo debe solucionarse la crisis y el conflicto en el país ha llevado a que diversos sectores sociales y organizaciones partidistas escojan caminos diferentes teniendo en cuenta que el único objetivo es lograr una transición política y rescatar la democracia en Venezuela.
Gran parte del conflicto que envuelve a la oposición el día de hoy es la falta de credibilidad en cuanto a la estrategia planteada en el 2019 para lograr una salida definitiva a la crisis y alcanzar un cambio de gobierno. Desafortunadamente no se ha dado ni lo uno ni lo otro, la situación ha empeorado y algunos actores políticos siguen apostando a caminos fracasados como la abstención o la desgastada intervención militar.
Es lamentable que la sensatez y la corta memoria no les permitan recordar a algunos que la victoria del año 2015 fue con este mismo CNE, así mismo, el sacrificio de los liderazgos locales y la frustración interna que esto género es otra de las cuestiones pendientes que la oposición del G4 no termina de asumir. Las bases partidistas y grandes liderazgos se vieron opacados por estrategias erradas que no permitían avanzar en el tablero político y electoral.
Es difícil reconocer algo positivo de la abstención ya que lo único que ha ocasionado son pérdidas. Desde lo local hasta lo estadal, la abstención solo ha contribuido a generar escenarios de desmovilización, frustración entre las bases, perdida de espacios políticos en el legislativo, desconexión entre la militancia y la dirigencia nacional, incertidumbre y retroceso. Solo analizando estos hechos de forma cronológica desde el 2015 entenderemos que gracias a la abstención hoy nos encontramos en una gran encrucijada.
En estos momentos el mayor reto de la oposición venezolana es el encuentro, la unidad y la coherencia. Se necesita de una profunda reflexión y sindéresis para lograr derrotar al comunismo por la vía pacifica, electoral, constitucional y democrática. Sería imperdonable presentarle al pueblo venezolano una ruta alejada de la realidad o un camino lleno de pantano. Lo único seguro de toda esta situación es que solo en unidad lograremos vencer al adversario.
Aquellos que queremos re institucionalizar el país y devolverle la democracia a esta y a las próximas generaciones estamos en la obligación de actuar con responsabilidad y altura en representación de aquellos venezolanos que votaron por nosotros y que hoy esperan respuestas. La mejor apuesta hacia el futuro será la de la unidad y el encuentro verdadero y reciproco. Sin mezquindad.
Este debe ser el año de la gran apuesta, el año de la verdadera solución, del verdadero camino de esperanza. El pueblo venezolano desea votar para sacar de una buena vez al régimen comunista de Nicolás Maduro, desea ver a una oposición fortalecida, organizada, sin titubeos y con la capacidad suficiente de gobernar un país bajo estas circunstancias. No hay camino fácil pero tampoco imposible, Dios y el tiempo nos han dado la razón y es momento de demostrar que si podemos cambiar.