Informe anual de violencia en Venezuela 2019

En el año 2019, Venezuela se mantiene como uno de los países con mayor número de muertes violentas en la región y en el mundo. Este año cierra con un estimado de al menos 16.506 fallecidos y una tasa de 60,3 muertes violentas por cada cien mil habitantes, muy por encima de cualquiera de los otros países considerados violentos en América Latina.

Esta tasa es el resultado de los tres tipos de muertes violentas que desde hace más de una década estudiamos como constitutivos de la violencia letal en la sociedad: los 6.588 homicidios cometidos por los delincuentes, cuya tasa es de 24 víctimas por cada cien mil habitantes; las 5.286 muertes por resistencia a la autoridad, según la denominación oficial, pero que en su mayor parte son homicidios cometidos por los cuerpos de seguridad del Estado por un uso excesivo de la fuerza o mediante ejecuciones extrajudiciales con una tasa de 19 víctimas por cada cien mil habitantes; y las 4.632 muertes de intencionalidad indeterminada, registrados oficialmente como averiguaciones de muerte, pero que también en su mayor parte son homicidios o permanecen sin aclarar su situación al final del año considerado y cuya tasa estimada es de 17 víctimas por cada cien mil habitantes.

Los resultados muestran una importante disminución en el número y en la tasa de muertes violentas, sin embargo, no creemos que esto sea el resultado de una mejoría en 3 condiciones sociales, sino, todo lo contrario, del empeoramiento de dichas condiciones de vida
y de la generalización de la crisis humanitaria compleja que atraviesa el país.

LOS CAMBIOS EN LAS MODALIDADES DEL DELITO Y LA DOLARIZACIÓN

Entre los comienzos y fines del año 2019 las modalidades del delito se fueron modificando conforme se daban cambios en la economía diaria de las personas y se generalizaba el proceso de “dolarización” informal del país, lo cual permitió que el dólar, el euro, el peso colombiano o el real
brasileño, se convirtieran en las monedas de uso corriente en las operaciones de intercambio de bienes y servicios en distintas zonas del país.

En el primer semestre del año 2019 muchas de las modalidades del delito se habían restringido por la carencia de bolívares en efectivo en manos de las personas, debido al empobrecimiento de la población, a la baja circulación de billetes de bolívares y a la generalización de los pagos electrónicos, sea con tarjetas de débito o con transferencias bancarias. Eso provocó una reducción de los robos de las personas, en las calles o en el transporte público, de los asaltos a los comercios o los bancos, por la ausencia de un potencial botín en manos de las potenciales víctimas. En ese período, el robo se trasladó de la calle a las viviendas familiares, donde los delincuentes podían encontrar bienes que pudieran ser luego negociados en el mercado negro, tales como joyas, computadoras, televisores y otros electrodomésticos y, en algunos casos, divisas en efectivo que guardaban las personas o comerciantes en sus casas. En este período llamó la atención que los delincuentes, además de acarrear con esos productos propios de los robos, se llevaban también la ropa, calzados, medicinas y alimentos existentes en las viviendas.

En la medida que la economía se fue dolarizando, las personas tuvieron más dinero en divisas en sus carteras, pues se convirtió en un medio común de pago y con ello se inició un proceso de mudanza en las oportunidades del delito. Los bandidos regresaron al robo de personas y comercios 7 que sabían podían disponer de efectivo en moneda extranjera. De igual manera, los secuestros se incrementaron en el segundo semestre, pues se hizo común exigir y pagar el rescate en moneda extranjera.

Para fines de año la situación delictiva ya había cambiado y se observó un crecimiento de los delitos depredadores o de las prácticas de extorsión de los grupos criminales o de los funcionarios policiales y militares, quienes en alcabalas, aduanas, o para ofrecer servicios públicos desde las reparaciones de electricidad, hasta la emisión de pasaportes, o garantizar el puesto privilegiado en la fila para surtir gasolina, son cobrados en moneda extranjera o pepitas de oro. El delito y la corrupción se dolarizó en el año 2019.