La agonía del gas en Táchira

La agonía del gas en Táchira

En el estado Táchira, la tierra donde los Andes se funden con el cielo venezolano, la falta de gas doméstico se ha convertido en una pesadilla cotidiana. Lo que debería ser un servicio básico, un derecho fundamental, se ha transformado en un suplicio que consume horas, energías y esperanzas.

Colas interminables y cocinas improvisadas

Las calles de San Cristóbal y otros municipios tachirenses son testigos mudos de la angustia que se vive a diario. Largas colas de personas, bombona en mano, aguardan durante horas la llegada de un camión que nunca llega o que, cuando lo hace, no alcanza para todos. Mientras tanto, en los hogares, las cocinas improvisadas con leña se convierten en el único recurso para preparar los alimentos, exponiendo a las familias a los riesgos de enfermedades respiratorias y quemaduras.

Una paradoja cruel: Riqueza en gas, escasez en los hogares

Táchira, ubicada en un país con una de las mayores reservas de gas del mundo, sufre la ironía de la escasez. La falta de inversión en infraestructura, el deterioro de las tuberías y plantas de llenado, la carencia de camiones cisternas y la fuga de personal calificado han convertido la distribución de gas en un sistema ineficiente y precario.

El doble golpe: Falta de gas y electricidad

La crisis del gas se agrava con la constante falta de electricidad, otro servicio básico que se ha vuelto un lujo en Táchira. Sin electricidad, las cocinas eléctricas no funcionan, y la leña se convierte en la única alternativa, con el consecuente daño ambiental por la deforestación.

El impacto social y ambiental: Un costo demasiado alto

La falta de gas y electricidad no solo afecta la economía familiar, sino que también tiene un alto costo social y ambiental. Las enfermedades respiratorias aumentan, la deforestación avanza, y el estrés y la frustración se apoderan de los tachirenses.

¿Hay esperanza?

Ante este panorama desolador, es urgente que se tomen medidas para revertir la crisis. Se requiere inversión en infraestructura, mantenimiento preventivo y correctivo, capacitación de personal, diversificación de fuentes de energía y planes de contingencia para garantizar la distribución de gas y electricidad.

Táchira, un estado que merece vivir con dignidad, clama por soluciones. La agonía del gas debe terminar, y la esperanza debe volver a encenderse en los hogares tachirenses