Un acto indigno de seres humanos, fue perpetrado en el «Estadio Metropolitano de Béisbol», contra el glorioso «Deporte del Táchira» que tiene con letras de oro una larga historia en «Venezuela y el Mundo», como insignia de representación mundial de un gentilicio de ciudadanos bien formados en sus hogares con fundamentos de valores, honestidad y respeto por las instituciones e instalaciones deportivas.
La expresión generalizada de rechazo al uso de escuelas, liceos, gimnasios y estadios como refugios, sala de aislamiento o sitio de paso para resguardo de personas recién llegadas de otros países como Colombia, Ecuador y Perú, que habían escapado de la tragedia humanitaria de Venezuela hace dos años y que regresaron porque no tenían como sobrevivir  en esos países al confinamiento del coronavirus por no contar con trabajo fijo o ahorros, no era una cuestión de «Regionalismo» exacerbado de ser «Tachirenses», era la prevención que en medio de la crisis mental de esas personas al verse aislados, sin alimentos y atención del gobierno nacional ejecutaran acciones vandálicas  contra las instalaciones, como ocurrió en el estadio de béisbol.
béisbol daños
Los tachirenses conocedores del comportamiento y conducta de los seres humanos expresaron su rechazo a esas situaciones de refugio por temor a secuelas lamentables como la aberrante acción de devastar puertas, ventanas, material deportivo, colchones de protección de paredes, maquinas de bateo y picheo, o robar pelotas de béisbol,  bates y guantes con valores que oscilan entre los 200 y 500 dólares, era una de las preocupaciones de aquellos ciudadanos tachirenses y de otros venidos de otras tierras radicados en la región con profundidad humana, decentes que sin distingo de raza, credo o tendencia política que saben valorar la utilidad de una infraestructura.
Los peor, de este abominable hecho es que aparentemente una empresa denominada JHS Grupo, propietaria de un equipo de fútbol tiene en comodato por aprobación del gobierno nacional las instalaciones deportivas de los tachirenses y a su vez otorgaron una parte del estadio a la policía nacional conocida como PNB, para uso de un comando y supuestamente estos no actuaron para detener a los presuntos implicados en los nefastos sucesos.
Estos destrozos y más, fueron denunciados por el presidente de la Asociación Tachirense de Béisbol Alberto «Beto» Martínez, que describió la escena con el drama de un tachirense que vio ultrajada la esencia deportiva del Táchira, por sujetos que no tienen ningún tipo de justificación para evitarles una condena social o de justicia por este crimen.
Relató «Beto» Martínez, que respetaron como buenos ciudadanos, la decisión de terceros del uso de las instalaciones para resguardo de cuarentena a estas personas migrantes, para mitigar la pena de no tener como sobrevivir en tierra ajena o evitar el contagio del Covid-19 y todo  terminó lamentablemente en la acción de robo de material deportivo, rejas, cables, grifería, tubería, el control de un ascensor, desbaratar colchonetas o incendiar en espacios cerrados objetos.
Denunció Martínez, en un comunicado cada uno de los daños, que ahora no tendrá quién los pague, porque son muy pocos los que entienden de reivindicación de derechos para los atletas y específicamente los beisbolistas, que fueron heridos de gravedad con tamaña ejecución de un crimen que no va tener castigo contra aquellos que lo ejecutaron.
Por el momento, solo resta esperar cuando serán reparados los daños materiales, porque los morales y éticos, jamás tendrán una cura, al ser heridos en su honor, por sujetos propensos a cruzar la línea del bien y el mal, de pasar de ser personas a convertirse en criminales.
Said Cárdenas CNP 13868
@saidmoanack
Aquí esta el comunicado de la Asociación Tachirense de Beísbol: