La simulación estima más de 90 millones de muertos y heridos en las primeras horas del conflicto.
El detonante se produciría en algún lugar de Europa y comenzaría con un enfrentamiento convencional.
La contienda entre la OTAN y Rusia escalaría a una guerra nuclear y global.
Por: Víctor Esteban
Madrid Fuenjte: www.niusdiario.es
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La amenaza de una guerra nuclear global llevaba décadas dormida. Nunca ha estado extinta, pero tras las caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, el temor a un conflicto atómico que implicase a las dos grandes potencias mundiales había bajado muchos puestos en la lista de posibles amenazas para el planeta.
El siglo XXI parecía enfrentar amenazas nuevas: el calentamiento global era la principal pero aún estamos inmersos, aunque parece que superando, una pandemia inesperada, y la invasión rusa de Ucrania parece despertar a los viejos fantasmas del holocausto nuclear.
La situación no ha escalado hasta ese punto. No se trata de ser alarmista. Pero las amenazas flotan en el ambiente. Rusia exhibe músculo y fuerza. Y su mayor fortaleza es la nuclear.
Simulando el Apocalipsis
El Apocalipsis es algo que se estudia, se prevé, se analiza y se simula. Escenarios sobre pandemias globales como la del coronavirus, y peores, ha habido y habrá; la NASA organiza periódicamente ejercicios de simulación del impacto de un meteorito en alguna zona poblada del planeta; el panel de expertos del clima del IPCC nos alerta de las consecuencias de la subida de la temperatura global; y los servicios de inteligencia y también las universidades los tienen sobre qué pasaría en caso de guerra termonuclear. Uno de esos escenarios se llama ‘Plan A’ y fue elaborado en 2019 por el Programa de Ciencia y Seguridad Global (SGS) de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos.
Según lo describen en su página web su proyección simula la escalada de una guerra plausible entre Estados Unidos y Rusia utilizando posturas, objetivos y estimaciones de muertes realistas de la fuerza nuclear. El resultado: una estimación de bajas de más de 90 millones de muertos y heridos en las primeras horas del conflicto.
Los creadores del proyecto explican que está motivado por la necesidad de resaltar las consecuencias potencialmente catastróficas de los actuales planes de guerra nuclear de Estados Unidos y Rusia.
Afirman que el riesgo de una guerra nuclear ha aumentado dramáticamente en los últimos dos años- refiriéndose al periodo entre 2017 y 2019-, por la retirada de Estados Unidos y Rusia de los tratados de control de armas nucleares, porque ambas potencias habían comenzado a desarrollar nuevos tipos de armas nucleares y a ampliar las circunstancias en las que podrían usarlas.
El ‘Plan A’, curiosamente, tiene su desencadenante en Europa. El primer ataque se produce en el este del continente. No se menciona a Ucrania, tampoco el tipo de conflicto que lleva a un desenlace nuclear. Los analistas presentan su hipótesis de trabajo enmarcada en un conflicto de origen convencional y se divide en cuatro fases.
Todas ellas están presentadas en un vídeo de algo más de cuatro minutos que sigue la estética de videojuego de los 80′, muy a la manera de la película ‘Juegos de Guerra’ dirigida por John Badham en 1983 y en la que un joven informático, interpretado por Matthew Broderick, entraba en una compañía de juegos de ordenador para probarlos y casi desencadenaba la III Guerra Mundial por accidente.
Primera fase: ‘Disparos de advertencia’
La simulación comienza cuando, en medio de un conflicto armado convencional en el este de Europa, y ante el avance de fuerzas de la OTAN, Rusia lanza un ataque táctico de advertencia desde una base militar de Kaliningrado a una base aliada en Europa. La OTAN responde con represalias proporcionales y contrataca con un ataque nuclear aéreo.
Este mismo sábado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendía las sanciones económicas impuestas a Rusia porque la alternativa, un enfrentamiento bélico directo, «sería la Tercera Guerra Mundial».
Segunda fase: ‘El plan táctico’
Con la barrera de la escala nuclear superada el conflicto entra una fase de guerra atómica táctica en toda Europa. Rusia lanza 300 cabezas nucleares en ataques aéreos y con misiles de corto alcance contra las bases de la OTAN en Europa y contra todas las fuerzas aliadas que estén sobre el escenario bélico en el continente. La Alianza Atlántica contraataca con el bombardeo aéreo de bases rusas y posiciones enemigas en la zona con 180 cabezas nucleares.
Desde la primera explosión atómica apenas han pasado tres horas. Los muertos superan ya los dos millones y medio.
Tercera fase: ‘Plan de contrapeso’
Con Europa destruida, el siguiente movimiento de la OTAN es lanzar un ataque estratégico con 600 cabezas nucleares desde bombarderos, submarinos nucleares y desde los silos de misiles intercontinentales de largo alcance ubicados en Estados Unidos contra todas las fuerzas y bases rusas.
Ante la inminente llegada de las bombas y antes de perder el control sobre sus sistemas de armamento, Rusia lanza una alerta y reacciona lanzando misiles desde sus propios silos, desde plataformas móviles en tierra y desde sus submarinos.
Toda esta fase apenas dura 45 minutos y deja, de manera inmediata, tres millones y medio de muertos.
Cuarta fase: ‘Plan de intercambio’
Con el objetivo de inhibir cualquier posibilidad de recuperación de la otra parte, tanto Rusia como la OTAN lanzan un ataque nuclear contra las treinta principales ciudades y centros financieros de su adversario. Para ello usan entre cinco y diez cabezas nucleares por ciudad, dependiendo de la población que haya en cada una.
El resultado del ataque: más de 85 millones de muertos en 45 minutos.
Un ‘juego’ muy real
El modelo de la Universidad de Princeton asegura que toda la simulación se basó en evaluaciones independientes de las posiciones que las fuerzas estadounidenses y rusas tenían hace apenas tres años y en los planes de guerra nuclear y los objetivos de las armas nucleares que manejan ambas potencias.
Los investigadores utilizaron extensos conjuntos de datos sobre las armas nucleares que en 2019 tenían desplegadas ambos contendientes, sobre el rendimiento de dichas armas y sobre los posibles objetivos designados para cada arma concretas.
También analizaron el orden de batalla, es decir, estimaron qué armas se lanzarían a qué objetivos, en qué orden y en qué fase de la guerra para mostrar la evolución de el conflicto nuclear desde las fases tácticas, estratégicas y de selección de ciudades.
Las muertes y bajas inmediatas resultantes que ocurrirían en cada fase del conflicto se determinan usando datos de NUKEMAP, una herramienta online en la que se puede calcular el efecto de todas las armas nucleares construidas en la historia y que es de acceso libre. Se selecciona la bomba, el objetivo, se lanza, y la herramienta muestra sobre un mapa la devastación causada.
Todas las estimaciones de muertes de la simulación se limitan a las que se producirían por las propias explosiones nucleares. Todas las de después, muchísimas más, causadas por la posterior lluvia radiactiva nuclear y otros efectos a largo plazo no están contempladas.